La atención flexible es la capacidad de dirigir la atención a diferentes estímulos y cambiar el enfoque de los problemas diarios de una manera efectiva. Esta habilidad es esencial para salir de la ansiedad y la depresión y mejorar la estabilidad emocional.

Según Michael Tompkins, la atención flexible puede entrenarse mediante ejercicios simples. Un ejemplo es la técnica de «atención plena», que implica prestar atención a las sensaciones físicas y emocionales en el momento presente sin juzgarlas. Esta práctica puede ayudar a desviar la atención de los pensamientos negativos y la rumiación.

Otro ejercicio para desarrollar la atención flexible es la «reconstrucción cognitiva«, que implica cambiar la forma en que se piensa sobre un problema. En lugar de verlo como una amenaza, se puede cambiar la perspectiva y verlo como un desafío o una oportunidad de aprendizaje.

Además, la «atención selectiva» puede ayudar a concentrarse en lo positivo y aumentar la gratitud. Por ejemplo, al final del día, se puede escribir tres cosas positivas que sucedieron y sentirse agradecido por ellas.

Es importante recordar que desarrollar la atención flexible requiere práctica constante y paciencia. Al principio, puede resultar difícil cambiar el enfoque de los problemas, pero con el tiempo se puede aprender a dirigir la atención hacia lo positivo y ser más resistente a la ansiedad y la depresión.